Posted by : Unknown jueves, 8 de octubre de 2015





Cinco días fueron pocos para atrapar en su complejidad el tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos. Los académicos que reunió el Instituto Internacional de Periodismo José Martí hicieron lo posible por advertirnos las regularidades, indicarnos los períodos más importantes e intentar, si es que es posible, predecir cuáles serán los derroteros que seguirá un proceso en el que le va al vida a esta nación del Caribe.

Probablemente la primera lección haya sido que no se puede asumir el reto de informar, no digamos ya comentar, los sucesos cotidianos de la realidad post 17 de diciembre de 2014, sin conocer al menos cómo llegamos a este punto. Yendo más allá de los secretos ya revelados de las negociaciones entre ambos gobiernos para llegar a las ideas que han movido las acciones en los últimos dos siglos a ambos lados del estrecho de la Florida.
Otra conclusión, mucho más práctica, e igualmente válida para quienes no lo hayan notado todavía: Los Estados Unidos no es un actor racional unificado. Esto significa que tienen su propia racionalidad y es imposible entenderlo como un ente unitario en múltiples aspectos, en particular la definición y ejecución de su política exterior.

Jose Luis Rodríguez_conferencia.mp3. Foto: EFE

EE.UU. no es “la” solución
Rostro e ideas conocidas fueron las de José Luis Rodríguezex ministro de Economía, y ahora asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM). Es un proceso complicado -dijo- refiriéndose a la aplicación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución acordados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. No sin antes aclarar que por muy ventajosas que puedan ser los eventuales nexos económicos con el país del Norte sería un suicido dejarnos hipnotizar por eso.[i]
“Estamos transitando por una etapa difícil pero menos dramática que el Período Especial, las transformaciones tienen un costo inevitable y sobre todo hay una gran complejidad porque no se puede cubrir las expectativas a corto plazo. Es decir que la población tiene un determinado nivel de expectativas con los Lineamientos… que no se corresponden con las posibilidades reales y eso se expresa en las presiones por ir más rápido. De ahí la frase de sin prisa pero sin pausa para tratar de encuadrar las cosas porque tampoco se puede correr.
“Todo eso requiere de una información para persuadir y participar. Todos los problemas se pueden resolver o por lo menos minimizar su impacto si la gente tiene información. Porque en muchos de los casos, por ejemplo en las propuestas que hace la población en muchos espacios tienen que ver con la falta de información: en temas de la agricultura, del turismo etc. No se tiene idea de la complejidad de lo que se está planteando y eso crea falsas expectativas de que las soluciones son sencillas cuando no lo son y eso crea frustración. Tenemos espacios muy poco cubiertos. Hay que trabajar el factor subjetivo con base en la información. Para mí es muy importante”.

Profesor: ¿Cómo interpretar estos procesos desde la dinámica particular de cada región del país que obviamente no será impactada de la misma manera? ¿Puede ser el desarrollo local una opción viable?

“Toda solución tiene que partir de la realidad objetiva. Por ejemplo el turismo. Lo que va a impulsar el turismo norteamericano en el corto plazo es el conocimiento de las grandes ciudades, de las zonas que tuvieron un cierto conocimiento en etapas previas a 1959: La Habana, Varadero y el occidente de Cuba por el interés de ver cómo están hoy, qué ha cambiado. Podrías inducir a que visiten otras zonas pero sería irreal pensar que se van a repartir uniformemente. Y no solo los norteamericanos, los turistas en general.“Eso no quiere decir que nos resignemos a esa situación y que puedan crearse nuevas opciones ahí está el ejemplo de Ciego de Ávila.
“En relación con el desarrollo local. Hay un principio que en economía no podemos olvidar: para que haya descentralización, y el desarrollo local en principio implica eso, tienen que haber recursos. No se puede descentralizar en seco. Darle facultades a la gente para que haga determinadas cosas pero sin los recursos para hacerlo. Tiene que haber una política que tenga esto como premisa.
“O se le deja retener una parte de los ingresos que crean, o centralmente le asignas determinados recursos. Esos pueden ser los caminos. Cada lugar determinará cuál escoger. Las capitales provinciales requieren financiamiento porque no todas pueden generarlos por sí mismas.
“Otras realidades inciden. Si analizas cómo entran las remesas en Cuba  o cómo es el gasto de divisas de la población encontrarás que La Habana tiene un lugar importante y en segundo lugar están Cienfuegos y Sancti Spíritus, concretamente Trinidad. Se puede ir salvando determinadas situación en función de eso. Hay provincias que han dado un cambio importante: Granma por ejemplo, pero a base de grandes volúmenes de financiamiento central. Es un tema complejo aún por estudiar y que dependerá mucho de los recursos disponibles y del nivel de descentralización efectiva que se logre.

Las influencias culturales van en dos sentidos

Por su parte Alfredo Prieto González con una amplia obra escrita en revistas como Cuadernos de Nuestra América y Temas  sobre las interacciones culturales entre ambos países tocó lo relacionado con los lazos culturales entre ambas naciones.
“Se trata –explicó- de una relación histórica que, debido a su naturaleza misma, ha dejado inevitablemente una huella específica en la cultura cubana, y que desborda la esfera de lo político. Por cercanía geográfica, por geopolítica y otras causas, los Estados Unidos han constituido un referente demasiado importante en la realidad cubana de todos los tiempos. Desde el Norte, Cuba fue codiciada, considerada esa fruta madura que caería al extinguirse el dominio colonial español y sumida finalmente en un status neocolonial de casi sesenta años; del lado cubano una corriente de pensamiento, profundamente nociva para la idea misma de la nación, pero que también tuvo algunas expresiones en el temprano independentismo, postuló la anexión a una unión en la que muchas de sus estrellas (es decir Estados o territorios) habían sido incorporadas mediante la compra o la rapiña contra pueblos y comunidades enteros —incluyendo el etnocidio.
“Vista desde Cuba, es evidente que la relación tiene dos dimensiones. Hay, por una parte, reacciones y actitudes de rechazo —por añadidura en el ámbito político— que coexisten con sentimientos de atracción, como si se tratara de dos caras de una misma moneda o de una dinámica donde se mezclan el odio y el magnetismo.”
La música, la literatura, la religión (a través de los misioneros que llegaron en el siglo XX), el turismo y la arquitectura han sido esfera de influencia mutua entre ambos países, reseñó Prieto quien se negó a dedicarle tiempo a analizar al béisbol en este proceso. No porque lo considerara menos valioso sino porque el rol de este deporte como factor de entrelazamiento cultural cubano-estadounidense está más que estudiado.
“La verdad es que Cuba –opinó Prieto- siempre ha formado parte de la cultura occidental, y no ha estado detrás de una cortina de hierro —ni siquiera durante los años grises. Además, a diferencia de la URSS, donde a Occidente se le confería una connotación peyorativa y hasta perversa, las políticas culturales cubanas han incorporado —más allá de las tendencias disruptivas visibles en ciertos períodos y en ciertos grupos intelectuales— los suficientes grados de flexibilidad y comunicación a partir de los principios martianos en torno a la relación de la república con el mundo.”
Y concluyó:
“La presencia cultural norteamericana en Cuba se basa en un flujo sustentado en factores históricos, un sedimento que la sociedad cubana reproduce a diferentes niveles, más allá de la ruptura política bilateral, el nacionalismo y el antiimperialismo. Lo norteamericano implica en la Isla una dualidad contrastante: de un lado, el expediente de agresiones y presiones ha dejado una huella en la psicología y el ethos nacional, que se expresa en el rechazo, pero también, de otro, se mantienen sentimientos de atracción cultural que no tienen necesariamente una connotación disociadora o contraria a la cubanía. Cabria aludir aquí a lo más obvio: nuestro deporte nacional, el béisbol, es precisamente, un invento norteamericano —y en varios sentidos pudiera decirse que los cubanos lo han mejorado.
“En efecto, la sociedad cubana ha incorporado elementos culturales norteamericanos sin que ello implique pérdida de su herencia hispano-africana, su cultura occidental híbrida y mestiza. Tanto a principios de siglo, bajo la intervención militar, como en la época de mayor norteamericanización en las postrimerías de la república, el cuerpo societal supo generar sus propios mecanismos para asimilarla e incluso enfrentarla, a reserva de su impacto multilateral sobre amplios sectores de la vida nacional. Y no sólo es historia pasada: el lechón asado, el congrí, los chicharrones y los plátanos fritos tendrán siempre mayor peso específico en el paladar criollo que los hot dogs que hoy proliferan en el sistema de tiendas de captación de divisas.

"En la era de la globalización, Cuba no podría encapsularse en esquemas que demostraron poca funcionalidad en los años 60, época donde, en medio de formidables logros educacionales y culturales, se produjeron manifestaciones de un dogmatismo criollo que no tuvieron que ver con la copia de modelo foráneo alguno.
"Esa presencia cultural es inevitable. No sólo por la misma confrontación política, la cercanía, las visitas de la comunidad cubana, la legalización del dólar y otros factores aludidos a lo largo de este ensayo, sino porque la globalización plantea la confrontación con la hegemonía cultural norteamericana. Esto supone lidiar con la verticalidad de los discursos y el monopolio tecnológico y de los medios masivos. El problema consiste en mantener e incluso readecuar estrategias culturales dinámicas y flexibles, en la cooptación y asimilación, no en un rechazo mecánico de resultados dudosos y hasta estériles. Hacerlo es también y, sobre todo, una manera de insertar el mundo en la República manteniendo a la vez la savia y el tronco de la identidad propia”

NOTAS

[i] Véanse sus artículos más recientes:


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